El Parkinson es una enfermedad incurable que afecta al sistema nervioso central y que se manifiesta a través de temblores, rigidez muscular y problemas de coordinación. Hasta ahora, la única forma de tratarla era a través de medicamentos que ayudan a controlar los síntomas, pero no curan la enfermedad.
Pero gracias a la introducción de una nueva tecnología híbrida, conocida como neuroestimulación, se está logrando mejorar la calidad de vida de los pacientes que sufren de esta enfermedad y de otras enfermedades neuronales.
¿En qué consiste la neuroestimulación?
La neuroestimulación es una técnica que implica la introducción de electrodos en el cerebro o en los nervios periféricos con el fin de estimular las neuronas y mejorar la comunicación entre ellas. En el caso del Parkinson y otras enfermedades neuronales, los electrodos se introducen en una región específica del cerebro llamada núcleo subtalámico, que está relacionada con la coordinación motora y que suele estar afectada en estas enfermedades.
Los electrodos son conectados a un dispositivo llamado generador de pulsos, que se implanta debajo de la piel en la parte superior del pecho. Este generador envía una corriente eléctrica a los electrodos, lo que activa las neuronas y mejora la comunicación entre ellas. De esta forma, se logra reducir los síntomas de la enfermedad y mejorar la calidad de vida de los pacientes.
El papel del TSS en la neuroestimulación
El proceso de neuroestimulación requiere la intervención de varios profesionales sanitarios, entre los que se encuentra el Técnico Superior en Imagen para el Diagnóstico. Este profesional es el encargado de realizar las imágenes que guían la implantación de los electrodos en el cerebro. Para ello, utiliza técnicas de imagen como la tomografía computarizada o la resonancia magnética, que permiten ver con precisión la ubicación de las estructuras cerebrales y los electrodos que se han introducido.
Además, el TSS también es responsable de realizar el seguimiento y el control del dispositivo generador de pulsos una vez que ha sido implantado. Para ello, utiliza técnicas de radiación como la fluoroscopia o la radioscopia, que permiten ver en tiempo real el funcionamiento del dispositivo y detectar posibles fallos o problemas.
¿Qué beneficios tiene la neuroestimulación?
Mejora la calidad de vida de los pacientes que sufren de enfermedades neuronales como el Parkinson, la distonía o la epilepsia.
Reduce los síntomas de la enfermedad, tales como los temblores, la rigidez muscular y los problemas de coordinación.
Permite reducir la cantidad de medicamentos que deben tomar los pacientes para controlar los síntomas.
Es una técnica segura y efectiva que ha sido probada en numerosos estudios clínicos.
En definitiva, la neuroestimulación es una técnica prometedora que está revolucionando el tratamiento de enfermedades neuronales como el Parkinson. Gracias a ella, se está logrando mejorar la calidad de vida de los pacientes y reducir los síntomas de la enfermedad de una manera segura y efectiva.
